Con la llegada de mayo te hablaremos de una de sus frutas de temporada: la fresa. Este fruto pequeño de color rojizo y propio del final del invierno e inicio de la primavera con un bajo aporte calórico y cuyo componente más abundante es el agua.
En su composición destaca el contenido en vitamina C (presente en mayor cantidad que en los cítricos) que junto con los flavonides y la vitamina E le confieren propiedades antioxidantes. Los antioxidantes se han relacionado con la prevención de ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Por ello su consumo está recomendado en individuos que realicen ejercicio físico intenso, o presenten situaciones de estrés o tabaquismo asociado. Además la presencia de vitamina C favorece la absorción de hierro, por lo que su ingesta puede resultar útil en casos de anemia.
En esta fruta destaca también la presencia de ácido fólico, nutriente esencial durante la etapa del embarazo para la prevención de alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso en el feto. Entre los minerales presentes, sobresale el potasio, que facilita la diuresis y resulta beneficioso para aquellas personas que padecen hipertensión arterial o hiperuricemia. Sin embargo, las personas con insuficiencia renal o cálculos renales de oxalato deberían evitar su consumo por la presencia de ácido oxálico en esta fruta.